Voy a contar ésta historia tal cual me fuera contada por un guía en un «Walking Tour» que hice en Buenos Aires hace algún tiempo, debo aclarar, el tour era para angloparlantes y bueno, ventajas de vivir en Irlanda desde hace algunos años, mi inglés fue lo suficientemente sajón como para infiltrarme.

Intenté verificar la historia pero no encontré salvo por una mención de Victor Sueiro en su «Crónica Loca», que tampoco estaba documentada ni referenciada, así que, dudando de la veracidad histórica de la anécdota, la comparto por interesante, por contribuir al anecdotario y a las leyendas urbanas de la ciudad de Buenos Aires, y porque el Kavanagh es una joya en sí misma en el mar de cemento porteño que merece ser visitado y admirado al menos una vez.

Y la leyenda comienza con un hecho real, allá por 1912, Mercedes Castellanos de Anchorena, cabeza de una de las familias más tradicionales de Buenos Aires, devota católica y muy acaudalada por cierto, ya habiendo concluído la construcción de su palacio, el palacio Anchorena (Actualmente llamado Palacio San Martín, y sede de la Cancillería Argentina), uno de los mas bonitos de la ciudad a mi gusto, se abocó a la tarea de construir una Basílica que sirviera como Capilla Familiar y a su vez como lugar de descanso póstumo de los miembros de su familia.

Comenzó entonces la construcción de la Basílica del Santísimo Sacramento, cuya construcción finalizó en 1916 y es un hermoso edificio en dónde abundan el Marmol de Carrara, mosaicos venecianos, vitrales que son una obra de arte en si mismo, madera, granito y un altar de oro y plata que es una obra de arte dentro de otra.  La basílica además es famosa entre los «cholulos y futboleros» ya que allí un martes 7 de noviembre de 1989 contrajo matrimonio Diego Maradona con Claudia Villafañe.

Pero, siempre hay un pero, según el guía de mi tour, uno de los hijos de Mercedes se enamoró perdidamente de una mujer de origen irlandés, proveniente de una familia adinerada pero no de cuna «patricia», eufemismo utilizado por la alcurnia porteña por «nobleza», ya que los titulos nobiliarios en la República Argentina se abolieron por completo en la Asamblea Constituyente de 1813, ésta mujer de nombre Corina Kavanagh correspondió a los amoríos del jóven Anchorena (quiero destacar que otras versiones de la misma historia que leí buscando alguna prueba de veracidad,  señalan que el amorío fue con una de las hijas de Corina Kavanagh, aunque me quedaré a fines ilustrativos con la historia que me contara el guía)..

Todo marchaba sobre ruedas hasta que doña Mercedes se enteró de tamaña afrenta al decoro y a las buenas costumbres, y cual villana de telenovela venezolana Mercedes hizo y deshizo hasta que finalmente cansado de soportar a su madre, el jóven Anchorena cortó relaciones con Corina.

Luego de haber triunfado sobre las locuras de juventud de su hijo, nunca supe cuál, Doña Mercedes se abocó a la construcción de la Basílica, pero, sabiendo Corina de los deseos de su «suegra» hizo uso de su fortuna para comprar el terreno frente a la basílica. Mercedes solo pudo conseguir parte de éste y la Basílica se construyó en el sitio dónde hoy se erige, pero Corina tuvo su venganza, hizo construir en frente a la iglesia en el terreno de su propiedad, un edificio de hormigón armado de 120 mts de altura, estilo Art Decó, con una altura de 32 pisos, y que además fue construido en sólo 14 meses, entre 1934 y 1936. Para la fecha de su inauguración era el edificio más alto de Sudamérica, la torre de hormigón armado más alta del mundo, el primero además en contar con aire acondicionado central en todos los departamentos,  y el único en su clase fuera de los grandes edificios en los Estados Unidos de Norteamérica.

Pero lo más importante, la imponente torre tapaba completamente la vista de la Basílica desde los balcones y ventanas de cierto palacio ubicado al otro lado de la plaza San Martín.  Corina, guardó para ella y su familia el piso 14 del edificio y se dedicó a disfrutar de su venganza mirando al frente de la basílica que su «suegra» jamás podría ver.

Ahora, la historia no solo que no pude verificarla sino que, es de una veracidad bastante dudosa dado que Mercedes Anchorena falleció a los 79 años de edad un 9 de Julio de 1920 con lo cual la venganza de Corina, si fuera cierta llegó unos 16 años tarde, pero más allá del mito urbano, lo que es completamente cierto es que la única forma de ver todo el frente de la basílica es parándose en un pasaje que une al edificio Kavanagh con el hotel Plaza, pasaje que gracias a un guiño del gobierno porteño,  lleva por nombre

«Pasaje Corina Kavanagh». DSCN0244

Nota: la foto corresponde al blog pasajes de buenos aires (http://pasajesdebuenosaires.blogspot.ie)
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