El pasado octubre, al realizar el obligado tour de las curiosidades y leyendas caminando por las noches moscovitas, nuestra guia nos relato una historia que por supuesto no tiene ninguna base de veracidad histórica, ni mucho menos científica, es parte de los mitos y leyendas urbanas de la ciudad, originada en una época en la que quizas estas historias fueran el único escape que sus habitantes podían permitirse sin temor a realizar una visita a los gasoductos de Siberia.

Corria el año 1947 y Moscu cumplia 800 años de vida. La U.R.S.S estaba aún bajo el mando de Iosef Stalin, quien decidió aprovechar la fecha para dar el puntapié inicial a una demostración de poder y grandeza, que enviaria un indiscutido mensaje al resto del mundo.

Stalin ordenó la construcción de 8 rascacielos, que serian los mas altos y majestuosos del mundo entero, enviando un mensaje bien visible del poder soviético al planeta. El proyecto se trató con completa secrecía.

Stalin envió ordenes directas de como y donde debian emplazarse los edificios y de sus formas y orientación. Las 8 torres debian estar exactamente donde él lo habia indicado, y no podrían moverse ni un milímetro del lugar. En el centro del círculo formado por estas 8 torres, se erigiría el Palacio de los Soviets, la más grandiosa de todas las construcciones jamás imaginada, con 420 metros de altura coronada por una estatua de Lenin, como contrapartida a “La Libertad iluminando al Mundo” en Nueva York.

La idea de construir el palacio de los soviets, debo destacar, era muy anterior al proyecto de Iosef Stalin sobre la construccion de los 8 rascacielos, la idea venía dando vueltas desde el primer congreso de los Soviets en 1922 y el lugar donde erigir el palacio también había sido designado en dicha ocasión, el predio donde se alzaba la Catedral del Cristo Salvador, la cual fue completamente demolida para dar lugar a esta catedral del comunismo.

La guerra interrumpió el proyecto y luego, la muerte de Iosef Stalin impidió que el Palacio de los Soviets viera la luz, pero las otras torres si fueron construidas, tal cual los designios del máximo líder de la Unión Soviética.

En 1960 Khrushchev mandó a construir en los cimientos de la Catedral del Cristo Redentor una enorme pileta a cielo abierto (si, en Moscu) que estaba abierta durante todo el año y finalmente a principios de los 90 se comenzó la reconstrucción de la catedral del Cristo Salvador, edificio que hoy se puede admirar si uno visita la plaza del Kremlin en toda su gloria y esplendor.

Los siete rascacielos que se construyeron, se conocen hoy en día como las Siete Hermanas de Stalin, y han tenido diferentes destinos. Dos de ellas son hoy edificios de departamentos, Kotelnicheskaya y Kudrinskaya; en una se aloja la Universidad Estatal de Moscú; la que se alza en Smolenskaya a pasos de la emblemática Avenida Arbat, es la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores; dos de ellas son hoy hoteles, el Radisson Royal y el Hotel Leningradskaya y cierran la cuenta el Edificio Administrativo de la plaza de la Puerta Roja.

El octavo edificio nunca llegó a ser construido ya que tras la muerte de Stalin el proyecto fue abandonado, se ubicaría en el actual parque Zariadie.

Hasta aquí una reseña de estos monstruos de la ingeniería, pero, cuál es la historia secreta detrás de estos edificios, aqui vamos…

Como ya habíamos destacado anteriormente Stalin en sus órdenes fue muy preciso, los edificios debian estar emplazados donde el lo había designado, y existe una razón para esta obsesión con la precisión en los sitios de construcción: si uno traza líneas desde cada una de las puntas de estas torres, las cuales están rematadas por estrellas de cinco puntas, a excepción de la de Smolenskaya ya que la estructura no pudo soportar el peso, estas líneas convergen exactamente en el sitio donde se ubicaria la estatua de Lenin en la punta del Palacio de los Soviets.

Stalin estaba obsesionado con su legado y con su permanencia al frente de la incipiente U.R.S.S y comenzó a explorar alternativas para extender su propia vida y poder incluso aplastar a la muerte como lo había hecho con el invasor alemán.

Uno de sus asesores más cercanos, miembro de su círculo íntimo, estudioso de las artes ocultas, místico y arcanista, pergeñó un plan para cumplir con los deseos del Padrecito.

La idea era construir imanes cósmicos que atraerian la energía vital generada por los moscovitas y la canalizarian en un único foco central, las 8 hermanas, serian estos magnetos, construidas en puntos específicos sobre los trazados de las “Líneas Ley” que concurren en la ciudad y con sus estrellas apuntando hacia el Palacio de los Soviets, donde en secreto, se construiría una cripta que sería el lugar del descanso eterno de Stalin.

Las ocho hermanas, irían acumulando y cargando de energía unos cristales que se ubicarian junto al mausoleo en posiciones estratégicas y por medio de un ritual, nuestro misterioso personaje, tendría la posibilidad de revivir al gran líder una vez que este hubiese fallecido. Pero la muerte encontró a Stalin antes que los edificios pudieran ser concluidos, y el plan nunca pudo concretarse, ya que sus sucesores no tenian ningún interes en hacer volver de la muerte a su bienamado padrecito.

Según pude escuchar de algunos sabios ancianos moscovitas durante mi estadia alli, entre murmullos, secretos y vasos de vodka, el místico que asesoró a Stalin y el ideólogo de todo este plan no habría sido otro que el mismísimo Grigori Yefimovich Rasputín, pero de él, hablaremos en otro de nuestros viajes ya que merece un capítulo aparte en la historia.

Son las siete hermanas un monumento al poderío y los recursos de la U.R.S.S y a la grandeza de sus ingenieros o un macabro instrumento para garantizar la vida eterna al hombre que con mano de hierro condujo los destinos de la primera potencia mundial en sus orígenes y durante sus años más heroicos y los más turbulentos. Dejo a ustedes la conclusión, yo ya he sacado las mias.