Durante nuestro viaje por Irlanda en el 2013, en una tienda de souvenires en el centro de Kilkenny, el amable dueño nos recomendó visitar la Roca de Cashel, y así fue que al día siguiente, nos subimos al auto y partimos rumbo a éste sitio.
La Roca de Cashel, ubicada en el condado de Tipperary y que tradicionalmente debido a su elevación, que si bien no es mucha es suficiente en la llana región, fue el lugar elegido para ubicar su trono por los reyes de Munster en los años previos a la invasión Normanda.
En el año 1101 Muirchertach Ua Briain, rey de Munster donó la fortaleza de la roca a la iglesia.
A partir de ese momento, la roca comenzó a tomar su forma actual, para el 1100, se levantó la Torre Circular, una torre cilíndrica de unos 28 metros de alto.
En el año 1127 se comenzó la construcción de la Capilla del Rey Cormac Mac Carthaigh, finalizada y consagrada en 1134, compleja y sofisticada, caracterizada por sus techos abovedados y sus grandes arcos, una clara fusión de la arquitectura europea con la tradición irlandesa.
La Catedral, finalmente, fue construida entre los años 1235 y 1270. Todo el predio es además un camposanto, y está protegido por una muralla que circunda las estructuras y el cementerio.
El sitio fue saqueado varias veces, en 1647 por las tropas del parlamento inglés y en 1749 Arthur Price, Arzobispo de Cashel demolió el techo completo de la catedral principal. (vaya uno a saber por qué).
Más la historia de la Roca de Cashel, poco tiene que ver con la arquitectura, los vándalos o los reyes de Munster, sino con el santo más famoso de Irlanda y el mismísimo príncipe de las tinieblas, ésta historia me fue contada por un narrador de historias irlandés muchos años después y la voy a repetir tal cual me fuera transmitida, tratando de hacer honor a su magistralidad.
Todo comenzó en los viejos días antes de los santos católicos, Irlanda era aún tierra pagana. La gente no era muy religiosa, ni muy abierta a nuevas ideas que venían de lejanos países donde jamás habían visto llover.
Todo el mundo sabía por aquellos días que Irlanda era la puerta de entrada al infierno. Estaba en las orillas del mundo conocido y sus enormes redes de túneles y cavernas custodiadas por ángeles caídos eran utilizadas por el mismísimo demonio como un atajo entre el Infierno y la Tierra.
Las únicas personas que se aventuraban en irlanda por aquellos tiempos eran aquellos hombres de fe, determinados y de mano firme que buscaban tener una pelea mano a mano con el príncipe de las tinieblas, hombres demasiado fundamentalistas para los tiempos que corrían en Roma, demasiado fervientes en su fe y demasiado propensos a dejarse llevar sin ver los grises del mundo.
Uno de éstos hombres se dice fue un muchacho de nombre Patricio, algunos dicen que era galés, otros francés, pero poco importa su origen sino su determinación.
Patricio, se había propuesto no descansar hasta que Irlanda no fuese el país más sagrado y cercano a Dios del planeta, y para ésto, debería de eliminar a los Druidas y combatir al demonio.
Mientras que los druidas fueron cosa fácil para Patrico, Satanás probó ser algo completamente diferente, de carácter truculento y perverso, el diablo siempre estaba un paso adelante de nuestro héroe, hasta que eventualmente un anciano hombre de Templemore le dijo que un nauseabundo y penetrante hedor emanaba de las montañas de Tipperary, ese olor solo podía pertenecer al señor de los infiernos.
Patricio, no se acobardó y decidió enfrentar el reto, y partió hacia Tipperary, allí, enfrentó en las cavernas, los artilugios del maligno y fue en ése sitio que expulsó a las serpientes de Irlanda, entre otras de las cosas que hizo y deshizo para frustrar los planes de Satanás, quien sabiéndose acorralado y viendo que Patricio no era alguien a subestimar, levantó una barrera invisible para esconderse, pero Patricio derrotó la magia de Satán con sus plegarias y su fe, luego fue directamente por el príncipe de la oscuridad, enfrentándolo en una épica batalla mano a mano a lo largo y ancho de la colinas y valles de Tipperary. Finalmente Patricio consiguió aferrar al demonio por la cola pero tuvo que dejarlo escapar debido a las severas quemaduras que le propinaran los fuegos infernales, más siguió hostigando al señor de los infiernos hasta acorralarlo nuevamente, no dejándole otra salida que morder un pedazo de la montaña y colarse a través de una grieta hasta el infierno. Patricio, al ver que el demonio huía fuera de su alcance dió media vuelta y abandonó el lugar, seguro que Satanás no volvería a mostrar su rostro por la isla, mientras tanto el príncipe de las tinieblas furioso y derrotado, escupió el pedazo de montaña que tenía en su boca, el cual cayó en medio de las planicies de Tipperary, y hasta hoy allí permanece, en el sitio conocido como “La Roca de Cashel”.
Patricio años más tarde, convertiría en dicha roca al mismísimo rey de Irlanda al cristianismo.
Si alguna vez tienen la suerte de viajar a Irlanda, y se dan una vuelta por el condado de Tipperary, no dejen de visitar “La mordida del Diablo” (Bearnán Eile), una montaña de casi 500 mts de altura a 30 km del monasterio de la Roca de Cashel, busquen allí las marcas del mordisco en sus laderas, van a ver que el tamaño es exactamente igual al de la Roca de Cashel.