Tandil era una parada obligada en mis viajes en colectivo hacia Mar del Plata hace algunos años atrás. La ciudad de Tandil es famosa por sus Salames y por ser la ciudad natal del actual Presidente de la República Argentina. Pero en este sitio no nos dedicamos ni a la política ni a la cocina, sino a la historia, y de todas las historias que recabamos sobre la ciudad, nos queremos detener hoy en una particularmente escabrosa.

Esta foto corresponde a la Plaza Martín Rodríguez, de la localidad de Tandil, y la construcción es “La Torre del Agua”, que poco tiene que ver con nuestra historia de hoy.

Nuestro viaje por la historia nos lleva a Tandil, en el primer día del Año 1872, y a un personaje bastante particular que habitaba en la región. Gerónimo Solané, un gaucho cuyo origen no pueden precisar los historiadores, algunos lo nombran entrerriano, otros santiagueño y hay quienes lo creen chileno o boliviano. Solané, un curandero y sanador que aseguraba ser un “Enviado de Dios” ya había sido expulsado de varios pueblos y no era extraño a la cárcel ya que había sido preso varias veces por practicar la brujería y por ejercitar ilegalmente la medicina.

Sus supuestos poderes sanadores le habían ganado para sí un apodo, que lo llevaría a la posteridad “Tata Dios”

El Tata Dios arriba a Tandil a pedido de Ramón Rufo Gómez, un estanciero cuya esposa sufre unas migrañas terribles. El Tata Dios sanó a la esposa de Gómez, quien le da para que se establezca una tierra en Puesto la Rufina, parte de la Estancia de Gómez.

Los cronistas de la época lo describen como un “hombre canoso y de larga barba blanca, de aire bonachón y bastante correcto en sus maneras”.

El Tata Dios Solané, se establece allá por 1871 en Tandil y comienza a juntar un grupo de adeptos conocidos como “los apóstoles”, a partir de ese momento comienzan a predicar esparciendo un mensaje muy claro “Los extranjeros son la causa de todo mal y por tanto, hay que exterminarlos”

Por aquellos días Tandil contaba con 1500 habitantes y un enorme número de inmigrantes.

Para los Apóstoles del Tata Dios no había medias tintas. “El dia del Juicio Final está cerca y un diluvio arrasará Tandil. Al pie de la Piedra Movediza nacerá un nuevo pueblo, donde solo los Argentinos de pura raza viviremos en una felicidad perpetua, una vez que las almas de estos nuevos hombres fueran purificadas y alcanzarán la salvación” Para poder vivir en este nuevo reino de justicia y paz solo tenían que cumplir una pequeña condición, deshacerse de todos los gringos y masones, que eran los culpables de todas las desgracias de los sufridos criollos.

Nos encontramos ahora en vísperas de año nuevo, 31 de Diciembre de 1871, Jacinto Pérez, uno de los Apóstoles de Solané, también conocido como “El Viejo” o “San Francisco” convoca una cruzada contra los extranjeros. Poco después de la medianoche parten hacia Tandil.

A eso de las 3:30 de la madrugada, los gauchos saquean el Juzgado de Paz llevándose los sables que allí se encontraban. Luego, al grito de “Viva la Patria”, “Viva la Religión”, “Muerte a los Gringos y los Masones” y “Maten, siendo gringos y vascos” entre otros, comenzaron a arremeter contra todos los que pudieron. En la plaza central de Tandil se cruzan con Santiago Imberti, un organillero italiano que vivía en la plaza, allí mismo lo pasan a degüello.

Desde allí a puro galope llegan a la “Plaza de las Carretas”, hoy Plaza Martín Rodríguez (ver foto) donde se cargan a nueve vascos que se encontraban en sus carretas, a orillas del río.

Toda la peonada de la estancia Thompson también cayó bajo el plomo y acero de los apóstoles, para finalmente terminar su marcha de muerte y destrucción a unas cinco leguas de la ciudad en el caserío De la Canal, donde toman por asalto el almacén y hospedaje de Juan Chapar, un vasco al que degüellan junto a toda su familia, su mujer, su hija de cinco años y su hijo recién nacido, también pasan a- cuchillo a todos los dependientes y pasajeros. Dieciocho personas más pasaron a engrosar la lista de degollados en la pulpería de Chapar.

Al día siguiente una partida local sale en persecución de los instigadores y se traban en combate con “El viejo” y sus hombres, once de los apóstoles caen en combate, doce son capturados días después entre los que se encuentra Jacinto “El Viejo” Pérez y el mismo “Tata Dios” quien niega completamente su participación en los eventos.

Un 6 de enero de 1872, Solane es asesinado en su celda antes de poder llegar a someterlo a la justicia. 13 heridas de bala marcaban su cuerpo, y a la tumba se llevó el último secreto. ¿Habían instigado la masacre los estancieros locales?.

El resto del grupo capturado fue sometido a juicio, Se condena a muerte a tres gauchos, Cruz Gutierrez, Esteban Lasarte y Juan Villalba.

Villalba muere en la cárcel antes de ser ejecutado y Gutiérrez y Lasarte enfrentan al pelotón el 13 de Setiembre de 1872.

Una historia de masacres y sinsentido la cual esperamos no caiga en el olvido, porque como alguien sabio dijo alguna vez “Aquellos que no conocen la historia, están condenados a repetirla” y bien diría yo “Aquellos que si la conocen, están condenados a ver cómo los acontecimientos se repiten una y otra vez”

Referencias:

Lynch, John (2001): Masacre en las Pampas: la matanza de inmigrantes en Tandil, 1872. Buenos Aires: Emecé, 2001.

https://www.lanacion.com.ar/2077195-la-historia-de-tata-dios-el-mentor-de-una-de-las-peores-masacres-en-la-argentina

Nario, Hugo (1976). Tata Dios, el Mesías de la última montonera. Plus Ultra.

Nario, Hugo (compilador): Movimientos sociales: los crímenes de Tandil, 1872. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina (Historia testimonial argentina), 1983.