Al sur de la Provincia de Córdoba, en el Departamento Juárez Celman y a 240 Km de la capital provincia, sobre la Ruta Provincial 4 entre Chazón y La Carlota se encuentra la localidad de Santa Eufemia.

Santa Eufemia cuenta con 2179 habitantes y fue fundada en 1894 por Pedro Pelleschi, en medio de una de las zonas más fértiles del país. “La Pampa Húmeda”.

Pero, la pregunta a la que intentamos responder en nuestras Biografías de Pueblo es ¿Quién fue Santa Eufemia?

Allá por los finales del tercer siglo de la era cristiana, en Calcedonia, una ciudad griega en Bitinia (hoy Turquía), nace la hija de Filotrón y Teodorisiana de Calcedonia, llamada Eufemia.

Filotrón era un senador bastante influyente, recordemos que a finales del siglo tercero (del 201 al 300), toda la región formaba parte del Imperio Romano, que aún no se había dividido en Oriente y Occidente. Por esos días, en el trono imperial se sentaba Diocleciano quien no sentía mucho amor por los profesantes de la nueva religión nacida en Judea allá en los tiempos de Augusto y que se extendía como un cáncer por las catacumbas y los túneles en las ciudades del imperio, pero que luego de 300 años de culto secreto y simbolismos, comenzaba a aflorar a la luz del día. Hablamos por supuesto del Cristianismo.

En Bitinia por aquellos días regía como procónsul Prisco el Europeo quien según los cronistas ponía mucho énfasis en el cumplimiento del edicto imperial de persecución a los cristianos, quienes eran detenidos y sometidos a la humillación pública, en medio del foro de la ciudad.

Nuestra protagonista, la joven Eufemia, al pasar un día por allí y horrorizada por la brutalidad del espectáculo, increpó publicamente al proconsul, un vecino la reconoce, según las crónicas este se llamaba Apeliano y por supuesto, Prisco no tardó en encarcelarla.

Al día siguiente, Prisco le dice que realice un sacrificio a los dioses romanos, Eufemia se niega, y la golpean tan brutalmente en frente a todo el pueblo en la plaza pública que, cito al cronista, “la joven arrojaba sangre por la nariz y la boca, más su espíritu se mantuvo inquebrantable”

Otro cronista relata que esa noche, Prisco intentó violar a la joven, quien se defendió tan ferozmente que Prisco dejó la celda asustado, pensando que se encontraba en presencia de una bruja o de un ser del averno.

Luego, fue sometida a la rueda de fuego, un artilugio creado para quemar a los herejes lentamente mientras giraban en una rueda con sus rayos encendidos. La leyenda continúa diciendo que por un fatal error su verdugo fue el que se incineró en la rueda y luego al intentar decapitarla, la espada se rompió al tocar su cuerpo. Intentó luego Prisco destruir su voluntad encerrandola con cuatro reos que supuestamente la iban a vejar, pero no pudieron acercarse

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Intentó luego colgarla de los cabellos pero la joven resistió una semana. Finalmente cuando todos sus intentos de ejecución fallaron, Prisco recurrió al recurso infalible de arrojarla a los leones, quienes se resistieron a matarla hasta que ella misma se los ordenó.

Bien, leyenda aparte, y no, no podemos analizar el mito de la pasión de un mártir bajo los ojos del rigor histórico-científico. De hecho la principal cuestión que llama mi atención es el hecho que los romanos jamás utilizaron la rueda de fuego o la rueda de cuchillas para torturar herejes, ellos eran pragmáticos y sencillamente recurrieron al azote, al latigazo, a los leones y/o a la crucifixión, las ruedas fueron instrumentos medievales introducidos por, paradojicamente las distintas inquisiciones conducidas por la iglesia catolica.

Ahora volviendo a Eufemia, si encontramos evidencia de la ejecución de la joven en el Fasti Vindobonenses priores, una obra redactada en el 387, allí se indica que Eufemia fue martirizada el 16 de septiembre del año 303. De su martirio bueno, la historia allí documentada nos habla de, y cito al cronista, “mientras un verdugo sostenía su cabeza, otro arranco todos sus dientes a golpes, para luego ser quemada viva en la plaza pública”

Hoy en día, con el rango de Gran Mártir, Eufemia es la patrona de la iglesia ortodoxa y sus restos descansan en la Iglesia Patriarcal de San Jorge en Estambul.

Espero que hayan disfrutado de esta biografía que si bien no tiene una gran rigurosidad histórica, nos narra las desventuras de quien diera su nombre a una de las localidades de nuestra provincia.

Buena semana y hasta nuestra próxima, biografía de pueblo.

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