Desde el pasado mes de febrero, las vueltas de la vida me ha llevado a radicarme en la ciudad de Bonn, en la provincia de la Renania del Norte-Westfalia, más precisamente en uno de sus más bellos distritos, Godesberg-Villenviertel, en el otrora municipio independiente de Bad Godesberg.
En nuestra semana aniversario, quería traerles a colación la historia de uno de los sitios predominantes de mi nuevo hogar.
Sobre una colina que domina todo el distrito, se erige una torre fortificada a la vera de las ruinas de un castillo, el castillo de Godesburg, dónde hoy funciona un restaurante, obviamente, no hace falta remarcar mi interés por los sitios medievales y mi pasión por los castillos, así que éste sitio fue una visita obligada en mis primeros días en la ciudad.
La colina dónde se ubica el castillo es la que le da su nombre ya que se llama Godesburg, y tiene un origen bastante interesante. La colina de Godesburg es de origen volcánico, por lo que se puede presumir que temblores menores y estruendos provocados por la actividad en su interior no eran poco frecuentes aunque, el volcán ya se encontraba extinto en épocas prehistóricas.
Se presume que, en la era pre-cristiana, los habitantes de la región utilizaron ésta colina como sitio de invocación para el dios de la guerra, la muerte y la caza, el dios “Wötan” (que no es otro que el Nórdico Odín, en la lengua germánica antigua) y hasta llegaron a erigirle un pequeño altar dónde clamar por los favores del temperamental señor de la guerra. Estimamos que la actividad volcánica en la colina de Godesburg marcaría si Wötan favorecía o no las plegarias de sus adoradores.
Las primeras menciones de este sitio de oración se encuentran en documentos del siglo IX y luego en el siglo XII, refiriéndose a la colina como Gotensberg (Montaña de los Godos), o Gotensperg. Se presume que dicho nombre proviene de una transformación de Wotansberg (Montaña de Wötan) en la antigua lengua germánica
En el siglo X, algunos documentos escritos durante los reinados de Otto I y Otto II, surieren una comunidad religiosa ubicada en el pico de la colina llamada Gottesberg. Lo cual ha establecido a la localidad como un sitio de culto religioso.
Pero volviendo a nuestro castillo, se comenzó a construir un 15 de octubre de 1210 bajo las órdenes de Dietrich I von Hengebach, Arzobispo de Colonia desde 1208 hasta su excomunión en 1212 a manos de Inocencio III.
Luego de la muerte del Arzobispo en el 1224, sus herederos se encargaron de finalizar la construcción. En el 1244, Konrad von Hochstaden quién era por entonces Arzobispo de Colonia extendió el castillo hasta los primeros cuatro pisos de la ciudadela, mientras que el Arzobispo Walram von Jülich agregó 32 mts a la torre y construyó la explanada exterior.
El castillo se comienza a mencionar en crónicas que transcurren desde los siglos XIII al XV, siempre ligada al poderío físico y simbólico del Arzobispo de Colonia a través de sus largas y famosas luchas por la autoridad regional con los patricios de la ciudad imperial. A fines del siglo XIV, se guardarían en éste fuerte los archivos y valores de los Electores del Sacro Imperio, y para mediados del siglo XVI ya era considerado como “Lieblingssitz”, o “el sitio favorito” de los electores.
Durante la época de la Reforma, (1517 al 1648) se dio otro hecho bastante importante para la vida de nuestro no tan famoso castillo cuando Gebhard Truchsess de Waldburg-Trauchburg, elector del sacro imperio y como no, Arzobispo de Colonia comenzó a cortejar a la Condesa Agnes von Mansfield, lo cual no hubiera estado tan mal, ya que recordemos que los títulos eclesiásticos de Cardenal y Arzobispo en aquellos años no siempre requerían del celibato ya que eran otorgados en nombramientos políticos, pero había un detalle menor, la Condesa era Calvinista, una de las religiones reformistas y nuestro Arzobispo no tuvo mejor idea para conquistarla que convertirse al Calvinismo, así es que un buen día, más precisamente el 19 de Diciembre de 1582 Gebhard renunció públicamente de su fe católica y se anunció converso a la Religión de la Reforma, le pidió a toda su feligresía que se convierta con él aunque les dejó en libertad de elegir la confesión que más les plazca, y finalmente anunció que Calvinista o Católico, seguía siendo el Arzobispo de Colonia. El 2 de Febrero del año siguiente se casó con la Condesa y asunto terminado, o uno creería, pero, siempre hay un pero, había un pequeñísimo problema.
Gebhard era elector del sacro imperio, es decir uno de los tipos que cuando pasaba a mejor vida o lo pasaban a retiro al Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (Imperio Romano de Oriente), se juntaba a elegir al nuevo emperador. Cuando explotó el tema de la reforma con Martín Lutero a la cabeza allá por el 1555, se llegó finalmente a un acuerdo de paz entre católicos y protestantes dentro del imperio, “La Paz de Ausburgo”, y bien, en aquel tratado firmado el 25 de Septiembre dividía el imperio en dos confesiones y otorga a los príncipes alemanes la libertad de elegir la confesión en sus estados, siempre que se trate de la religión Católica o Luterana. Y establece el principio del Reservatum Ecclesiasticum, según el cual, cualquiera que ocupara un cargo eclesiástico católico se convertía al protestantismo, no podía apropiasrse de los bienes del obispado o abadía y hacerlos hereditarios para la propia familia.
El amigo Gebhard se había “llevado puesta” la paz de Ausburgo, no solo convirtiéndose a una religión no permitida (el calvinismo estaba prohibido según el convenio ya que solo se admitía la religión Luterana dentro de las reformistas) sino que además quedándose con el “Arzobispado” después de su conversión, lo que no hubiera pasado a mayores si no fuera que era Príncipe Elector, y que, su accionar puso en peligro el balance de poder de los Católicos y materializó la amenaza de un posible emperador reformista. El resultado de éste entrevero fue la Guerra de Colonia, ya que por supuesto el capítulo catedrático no se quedó de brazos cruzados y eligió a un nuevo elector y arzobispo de Colonia, Ernesto de Baviera y ambos se vieron las caras en el frente de batalla durante los siguientes cinco años.
En el transcurso de ésta guerra nuestro castillo fue destruido completamente por las tropas de Ernesto de Baviera mientras se producía el saqueo de la Renania. Un 17 de Diciembre de 1853 en el primer año del conflicto, el castillo se rindió cuando un grupo de mercenarios católicos entraron en el fuerte terminando de derribar lo poco que quedaba en pie de las defensas y forzando la capitulación de los protestantes que lo defendían.
Terminado ya el conflicto en 1588 con la victoria católica, el castillo permaneció en ruinas, y en el año 1891, el emperador Guillermo II donó sus ruinas a la municipalidad de Bad Godesberg.
Bad Godesberg fue absorbida por la ciudad de Bonn, Antigua capital de la República Federal de Alemania en 1951 y en 1959 se comenzó su reconstrucción, como parte de los planes de embellecimiento de la ciudad del famoso arquitecto Gottfried Böhm. Se le agregó una extensión que funcionaría como hotel y restaurante aunque hoy en día solo el Restaurante sigue funcionando y el hotel se reacondicionó para alojar departamentos.
La última gran obra de renovación del Castillo de Godesburg, comenzó en el año 2003. La ciudad de Bonn invirtió 2.7 millones de Euros en la renovación y modernización del restaurante. En junio de 2005 se completó la restauración de la ciudadela y para el 2013 se agregó un ascensor para acceder al castillo desde la base.
Como curiosidades adicionales a nuestro castillo, la ciudad de Bonn permite realizar matrimonios civiles en Godesburg en determinados días y por supuesto bajo el pago de una módica suma y en el cementerio de Bad Godesberg, en la capilla de San Miguel ubicada a 60 metros del castillo, se encuentran las tumbas de varios nobles del siglo XIX, del político alemán Herbert Wehner y del actor Paul Kemp.