Caminando por las calles de Moscú, una voz en un altoparlante me invitaba a no dejar de ver la muestra sobre la Gran Guerra contra Napoleón muestra que se encontraba en el edificio que se puede apreciar en la foto que agrego más abajo. null

Mientras recorría los pasillos del “Museo de la Gran Guerra Patriótica de 1812”, aparentemente todas las guerras que libraron los Rusos fueron Grandes y Patrióticas, me llamó la atención uno de los comentarios que hizo nuestro guía.

“Cuando el 23 de Junio de 1812 Napoleón y su Gran Armada de 600.000 hombres invade el territorio Ruso, nuestro ejército completamente superado en fuerza y número se embarca en una guerra de guerrillas, replegándose sobre la capital aplicando la política de “tierra arrasada”, no dejando absolutamente nada que los franceses pudieran utilizar en su favor, incluso la capital, Moscú fue incendiada y arrasada completamente, dejando a los soldados de Bonaparte a la intemperie, sin refugio, sin comida y a merced de las inclemencias del invierno moscovita”.

Ese día no pude dejar de pensar en dos cosas, 1812 y “Tierra Arrasada”, eso me resultaba familiar, y claro, cómo no iba a ser así, si el mismo año, y casi que en la misma época, en nuestras tierras, el por entonces General del Ejército del Norte, Manuel Belgrano un 23 de Agosto, de ese mismo año, comienza la retirada de San Salvador de Jujuy hacia Tucumán, desgastando a los realistas con tácticas de guerrilla y minando sus suministros aplicando también la política de “tierra arrasada”. Es fantástico cómo la historia a veces nos juega estas tretas, Kutuzov el héroe de Rusia y Belgrano, ambos resultaron victoriosos frente a ejércitos visiblemente superiores y con las mismas tácticas, y casi que al mismo tiempo, ya que si vamos a la historia, el incendio de Moscú se produjo el 2 de Setiembre de 1812, un día después, del otro lado del mundo, Eustoquio Diaz Velez le da la primera victoria al Ejército del Norte en el Combate de las Piedras, contra las tropas que avanzaban tras de ellos al mando de Pío Tristán.

Pero 1812 no sería el único punto en común que tendrían Napoleón Bonaparte y Manuel Belgrano.

Dos muy buenos amigos del General Belgrano, también estuvieron relacionados con Napoleón Bonaparte y hablaremos aquí de ellos.

Emidio Salvigni había nacido en Imola allá por 1789, hijo de Sebastiano Salvigni y Teresa Mattioli, estudió en la Universidad de Bolonia, y en 1805 se enlistó en la Gran Armada de Napoleón. En un interesantísimo artículo de “La Gaceta de Tucumán” con el que dimos gracias a un Blog que habla sobre inmigrantes de la región emilia, encontramos un extracto de las memorias de Salvigni

«tuve el honor de ver a este hombre ilustre, a este genio extraordinario que llenaba el mundo con sus hazañas y sus glorias»(1)

Salvigni se enroló en septiembre de 1805 con el grado de cabo y terminó su carrera en el ejército de Bonaparte con el grado de Capitán, la Orden de la Corona de Hierro, la Medalla de Santa Elena y la Legión de Honor.

En 1815, se embarcó rumbo al nuevo mundo y se ofreció como soldado para engrosar las filas de los ejércitos libertadores. En Buenos Aires, se le concede el grado de Teniente Coronel de Infantería y se lo asigna al Ejercito del Norte, al mando de Manuel Belgrano.

Salvigni fue ayudante de campo y edecán del General y ambos entablaron una amistad que duraría hasta el final de los días del prócer.

El otro personaje del que tenemos que obligadamente hablar en éste anecdotario de encuentros y coincidencias entre Napoleón Bonaparte y Manuel Belgrano, es José Redhead (Joseph James Thomas Redhead), médico que según la declaración que presentó en Buenos Aires un 17 de Octubre de 1804 había nacido en Connecticut, Estados Unidos de Norteamérica en 1767, pero algunas fuentes consignan que en realidad ésto no es tan cierto y que Redhead había nacido en Edimburgo, actual Escocia, pero quiso ocultar sus orígenes británicos y con buenos motivos, por aquellos años, recordemos la Corona Británica y el Reino Español estaban en guerra.

Redhead había estudiado en la universidad de Göttingen y fue compañero de clases de Alexander Humboldt y Guillermo IV y antes de partir para el nuevo mundo, viajó por Italia y Rusia y se estableció finalmente en París, donde fue uno de los alumnos de Juán Nicolás Corvisart (Jean-Nicolas Corvisart), uno de los fundadores del criterio moderno de enfermedad y quien introdujo la práctica de la auscultación en la medicina. Nuestro amigo Jean-Nicolas fue a su vez médico personal de Napoleón Bonaparte, y según las crónicas, el único en el que confiaba el Emperador Corso que tenía muy buena fama de paciente difícil.

Redhead fue un fervoroso adherente a la revolución de mayo de 1810 y en 1812 se radica en Tucumán donde ejerció como médico, allí conoció a Belgrano y además de oficiar de médico, ayudó al General con la traducción del discurso de despedida de Washington al pueblo de los Estados Unidos. Redhead y Belgrano partieron con rumbos distintos luego de Yatasto, pero al volver a hacerse cargo del Ejército del Norte en 1815 volvieron a encontrarse.

Redhead fue un gran amigo del general y lo acompañó hasta su último momento.

A nuestro buen doctor fue a quién Belgrano entregó su reloj de oro como pago final por sus servicios “Es todo cuanto tengo para entregar a este hombre bueno y generoso” le dijo y un día después partió hacia la eternidad, tenía 50 años. Napoleón, moría un año después en Santa Elena, tenía 51.

Gracias por acompañarnos en éste viaje de coincidencias y de entrecruces de la historia, que se inició en Moscú en Octubre de 2016 y que termina en los caminos de la historia.

Referencias y Consultas:
(1)La Gaceta de Tucumán.
manuelbelgrano.gov.ar
Wikipedia: Dr Joseph Redhead
Emilianoromagnioli en el mundo: sitio web